Muchas personas reportan haber visto sombras deambulando por sus casas, algunos solo alcanzan a percibir su presencia por el rabillo del ojo, mientras otros han tenido la oportunidad de toparse con ellas y verlas muy claramente. Cualquiera de los dos casos resulta en verdad aterrador, pues este fenómeno paranormal nos pone frente a una figura humanoide oscura carente de rostro, a veces con siluetas muy claras, en otras nebulosas, desenfocadas, distorsionadas o vaporosas, que nos perturba en demasía, y logran aumentar este efecto cuando poseen ojos brillantes que en la mayoría de las ocasiones son rojos o amarillos.
Se dice que son seres bidimensionales, sin peso, ni masa, que vagan por otra dimensión, pero a veces se mezclan con la nuestra. Mayormente se encuentran parados, inmóviles, aunque hay quienes los han visto moverse rápidamente, y comparan su desplazamiento con las convulsiones de un epiléptico o un baile muy intenso. Estas criaturas acostumbran a desintegrarse, desaparecen de la vista de los testigos, pero luego se dejan ver nuevamente, normalmente por poco tiempo.
Según las leyendas cortas sobre la gente sombra, las personas llegan a tener más de un encuentro con ellas, por lo que aseguran ser acechadas y perseguidas por estas entidades que se perciben malignas, pues inunda a los testigos con sentimientos de temor y amenaza.
Su existencia es tan antigua que incluso fueron incluidas en “La Odisea de Homero”, en el pasaje donde Ulises ve el infierno. En “La Eneida”, durante el viaje de Eneas al inframundo y finalmente en “La Divina Comedia de Dante”. En tiempos más modernos, el escritor francés Guy de Maupassant menciona a los seres sombríos en su obra “La Horla”, y hemos visto sus apariciones también en diversas series televisivas, y por supuesto una gran variedad de películas.
Todo esto nos hace pensar que la gente sombra es una de las manifestaciones paranormales mas famosas y de la cual la mayoría de las personas puede tener en su haber al menos una experiencia, aunque su escepticismo no le permita aceptar el hecho como tal.